Prueba: Skoda Octavia 1.6 TDI Ambition

"Coche de padre": dicesé de aquel coche que por sus características mecánicas, diseño o configuración, está orientado a padres de familia con responsabilidades.


Las diferentes generaciones del Skoda Octavia han sido siempre, lo que comúnmente definimos como "coches de padre". Históricamente han reunido las características comunes que buscan todas aquellas personas a las que se les ha pasado la fiebre de la velocidad, de tener un coupé "pintón" o de presumir de coche delante de sus amigos y de las mujeres.

El Octavia siempre ha sido sinónimo de fiabilidad, dureza, capacidad, habitabilidad, practicidad y solvencia en la carretera, sin necesidad de grandes alardes tecnológicos o de contar con un diseño pasional. Bueno; aquí vamos a hacer un punto de inflexión, ya que la versión RS además de contar con esas ventajas, cuenta con un motor y unas pretensiones meramente deportivas y la versión Laurin & Klement, nos aproxima al mundo del lujo con sus acabados para sibaritas...

Pero el Octavia que tenemos hoy entre manos, es uno "normal" de esos a los que todo el mundo le echa un ojo cada vez que se acerca al concesionario para comprar un coche. Es el Octavia más reclamado tanto por motorización, como por acabado y es, probablemente, el que más ventas acapare de toda la gama.


Os gustaría saber porqué, ¿no?. Pues "al lío"...

El objeto de nuestra prueba dinámica de esta semana es el Skoda Octavia 1.6 TDI con el acabado Ambition, que es la terminación intermedia de la gama Octavia y la cual, viene lo suficientemente bien equipada, como para colmar las expectativas de los padres (y no padres...) que se interesen por este coche. Pero eso lo veremos más adelante, porque de momento nos vamos a centrar en la mecánica diésel, ya que fue una de las sorpresas de esta prueba.

El bloque de 105cv y 250Nm, es capaz de hacer que el Skoda declare una velocidad punta de 195 Km/h y hacer que alcance los 100 Km/h desde parado en 10, 8 segundos. Obviamente; ahora pensaréis que vaya prestaciones más discretas...

Pues sí; tenéis razón. Pero la gracia no está en las prestaciones puras, sino en como es capaz de entregar esos 105cv y catapultar un vehículo de 4,65 metros de largo y 1.255 Kg de peso (lo cual no es mucho...). Debajo del pedal del acelerador; la potencia disponible parece que se multiplica, ya que la sensación que te proporciona en cada cambio de marchas es la de pegarte la espalda contra el respaldo del asiento.



Me resultaba increíble como "empujaba" el motor y como reaccionaba en cada cambio de marchas, teniendo en cuenta que la potencia no es precisamente una de sus mayores virtudes. El turbo entraba en funcionamiento desde muy bajas revoluciones, así que ese efecto, sumado a que no se trataba de un coche especialmente deportivo, nos sorprendió muy gratamente.

Las recuperaciones pues, están fuera de toda duda y solo si realmente dejamos que el motor se "relaje" demasiado en una marcha elevada, tendremos que recurrir a la palanca de cambios más de lo que nos gustaría.

Por cierto; hablando de la transmisión. Me llamó mucho la atención que nuestra unidad tan solo contase con un cambio manual de 5 relaciones, cosa que ya no se estila demasiado y que se suele recurrir a una básica de seis por el tema del consumo y de las emisiones.
La explicación radica precisamente en el funcionamiento de ese motor, ya que al aprovechar tan bien las revoluciones y al tener unos desarrollos perfectamente estudiados, nos permite prescindir de esa sexta velocidad sin penalizar en el consumo, que se queda en unos frugales 3,8 l/100 Km en ciclo mixto homologados por la marca.

De hecho en quinta y a unos 140..., perdón; 120 Km/h (que luego tenemos problemas con los guardias de tráfico que "velan por nuestra seguridad") el motor iba totalmente "relajado" y el sonido de la mecánica se tornaba como un pequeño rumor procedente desde el exterior sin ningún atisbo a que pudiera ir por encima de sus posibilidades, ya que todavía quedaban un buen puñado de revoluciones por agotar hasta el corte de inyección.

Dinamicamente hablando; el Octavia también nos sorprendió por su calidad de rodadura. El esquema de suspensiones favorece un confort de marcha excepcional y cuentan con un tarado tirando a blando, pero que absorben de manera muy diligente cualquier tipo de desperfecto que nos encontremos sobre el asfalto.
Esas suspensiones penalizan un poco a la hora de afrontar curvas largas o una sucesión de curvas en los que tengamos que cambiar de dirección de manera continuada, ya que se provocan ciertas inclinaciones de la carrocería que nos pueden resultar incómodas, pero nunca se tornan peligrosas, ya que el Skoda Octavia se comportaba siempre de manera muy neutra y sus neumáticos se mantenían firmes sobre la carretera y en ningún momento nos tuvo que ayudar el sistema ESP para corregir nuestra inconsciencia...


Si hablamos de diseño, pues bueno; digamos que mantiene una línea continuista respecto a sus predecesores, pero convenientemente actualizada para no quedarse atrás con respecto a la competencia. A algunos les puede parecer una cosa, a otros otra, pero a título personal; a mí me gusta.

Es un tipo de carrocería básica con cinco puertas y en el que todos los trazos están orientados a la eficiencia, a la habitabilidad y a la practicidad del conjunto. De hecho, desde los orígenes del Octavia, una de las características de su diseño ha sido el enorme maletero con el que cuenta, siendo referente del segmento de manera indiscutible. Con una capacidad de 590 litros, es el más grande de la categoría y además, cuenta con un gran portón de acceso, por lo que se facilita mucho la maniobra de carga y descarga.


También cuenta con varias soluciones a las que los chicos de la marca denominan "Simply Clever". Son pequeñas soluciones que nos hacen la vida más fácil como propietarios. Son los huecos porta objetos repartidos por el habitáculo, los ganchos adicionales con los que cuenta el maletero, la incorporación de un rascador de hielo detrás de la tapa del depósito... esas pequeñeces que sin darnos cuenta, nos facilitan la vida y que alguna vez hemos deseado y nunca nos las hemos encontrado a mano...

Si nos incorporamos al interior, nos damos cuenta de la inmensidad del habitáculo desde las plazas posteriores. Existe una gran cantidad de espacio para las piernas y de altura respecto a nuestras cabezas, además de contar con la suficiente anchura para que tres ocupantes viajen cómodamente en las plazas traseras.

Una vez comprobado el mullido perfecto de los asientos delanteros y que nos ofrecen una agarre suficiente en caderas y lumbares; giramos la llave y arrancamos el motor. Como es habitual en motores diésel, el ralentí en frío es un poco desacompasado y hace que el habitáculo vibre de una manera discreta pero patente. Hasta que no alcanzamos la temperatura ideal de funcionamiento del motor, esas vibraciones se notan pero a partir de ese momento, el silencio en el habitáculo es la nota predominante.

El ambiente es muy alemán. Todo está en su sitio, todo tiene una fácil lectura y es ergonómicamente perfecto. El ajuste de los paneles y el tacto de los plásticos utilizados y de la tela, son suficientes y cuentan con detalles cromados que aportan un aire clásico al conjunto en nuestro acabado Ambition.

Entre la dotación disponible contábamos con todo lo necesario para realizar una conducción relajada, como el climatizador bi-zona, el ordenador de a bordo, volante multifunción, control de velocidad de crucero, Bluetooth, sensores de luces y lluvia, faros anti-niebla con función cornering, Stop/Start, lunas tintadas, equipo de sonido y multimedia con pantalla táctil, llantas de 17", guantera refrigerada y cargador de CD´s. También existe una lista de opciones entre las que podemos elegir elementos como luces de Xenón, tapicería de cuero, techo solar practicable, navegador, sensores de aparcamiento, aparcamiento asistido, sistema de alerta de cambio involuntario de carril, etc...


Las sensaciones al conducirlo fueron muy positivas. Además del confortable ambiente interior, el coche se nos mostraba siempre muy noble de reacciones y realmente neutro. La dirección, sin ser extremadamente "quirúrgica", obedecía nuestras órdenes al pié de la letra y el sistema de frenos tenía un mordiente perfecto y eran muy fáciles de dosificar, aunque es un coche al que le gustan más los viajes por vías en buen estado en donde disfrutaremos totalmente del viaje y no para apurar las curvas en una carretera de montaña en donde ese confort se vería comprometido. No obstante; su comportamiento general es muy bueno y la seguridad es una de las notas predominantes del conjunto.

Conclusión final

El Skoda Octavia es un gran coche (literalmente hablando...). No tiene ninguna pretensión dentro de ningún campo en concreto, pero cumple de manera muy solvente con las expectativas y los requerimientos de cualquier usuario medio.

Es muy cómodo en todos los términos, tanto por esquema de suspensiones, como por habitabilidad interior, funcionamiento de la mecánica o equipamiento de serie dedicado al confort de los pasajeros.
También cuenta con muchas soluciones "Simply Clever" que nos harán una vida de lo más sencilla y aumentan el grado de practicidad y satisfacción del propietario.


El motor de nuestra unidad es muy recomendable también, tanto por consumos frugales como por su excelente funcionamiento. Es una mecánica con unas prestaciones discretas pero que nos ofrece una gran respuesta, ya que sus acertados desarrollos en el diseño de la atípica caja de cambios de cinco relaciones, nos permiten aprovechar toda la gama de revoluciones sin apenas utilizar el cambio, siempre y cuando; no nos dejemos "morir" demasiado el coche.

Su comportamiento es siempre muy noble y destaca por tener un sorprendente agarre a pesar de los acusados balanceos de la carrocería en apoyos fuertes y cambios bruscos de dirección. La electrónica tarda mucho en hacer acto de presencia y solo lo hace en cuanto la situación se va demasiado de las manos y realmente se convierte en un posible peligro. Por lo tanto; gracias a una dirección muy directa y a un gran equilibrio del chasis en general, tendremos siempre el control en nuestras manos.


Las lagunas que nos ofrecía nuestra unidad de pruebas eran pocas, pero destacaríamos la ausencia de los sensores de aparcamiento, ya que son elementos que casi traen de serie hasta los triciclos y no en un pack con sobreprecio.
También se notaban ligeras carencias en algunos revestimientos, que a pesar de estar muy bien ajustados, hacían notar que Skoda es la marca de "cola" del grupo VAG, aunque nada tenga que envidiar a sus "primos" en cuanto a equipamientos o acabados, aunque sí en algunos de los materiales utilizados...


Definitivamente; el Skoda Octavia 1.6 TDI nos ha cautivado. Es un coche muy capaz y con ciertos tintes señoriales, idóneo para nuestro día a día. perfecto para realizar largos viajes de la manera más cómoda posible y además, gastando muy poco dinero en combustible, con un equipamiento suficiente y un práctico y enorme maletero en el que todo tiene  cabida, y no me refiero solo a la sillita del bebé, también caben varias maletas, mochilas y los enseres que necesitemos para disfrutar de nuestro tiempo libre. Además; por unos 17.900 euros tendríamos acceso a una berlina similar al objeto de nuestra prueba, así que la relación calidad-precio también es una de las mejores del mercado.

Yo no soy padre; y aun así me gusta el Octavia...




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