Prueba: Honda CR-V 2.0i MMD Hybrid Elegance


Es imparable. Nos estamos cargando el planeta y el efecto invernadero creado por las emisiones globales de CO2 y NOx tienen mucha culpa de ello. Las marcas automovilísticas han tomado nota y los gobiernos de todo el mundo endurecen, cada vez más, los límites de emisiones que puede tener un país, sumando los producidos por la industria, los aviones, el ganado y, por supuesto, los vehículos a motor, entre otros.


Las marcas de coches lo tienen muy claro, y lo que se está haciendo es, cada vez más, utilizar recursos micro-híbridos, 100% eléctricos, híbridos y demás. Hoy hablaremos de un modelo híbrido, firmado por Honda, en un segmento popular y que soporta el grueso de las ventas actuales. Hoy probamos el popular Honda CR-V Hybrid, que tiene un sistema de funcionamiento diferente al de los demás.


Exteriormente no cambia respecto al modelo con motor de combustión, bien sea diésel o gasolina, y tan sólo lo distinguiremos por los logos que luce alrededor del vehículo. Es un SUV en toda regla, con la fisionomía indiscutible de los Honda modernos, con un frontal afilado, en el que predominan las molduras cromadas y destacamos unos faros rasgados de tecnología LED, que los modelos de última hornada se están generalizando y le sientan realmente bien. También observamos protección para los bajos en diferente color al de la carrocería porque, no debemos olvidar que hay versiones con tracción total, pero no es nuestro caso.


En su vista lateral destacamos una longitud de 4,6 metros, unas formas muy proporcionadas y líneas de tensión neutras, que nos invitan a pensar que es un SUV muy capaz y con una habitabilidad sobresaliente, aún estando parado. Los pasos de rueda están sobredimensionados y albergan unos neumáticos con llantas de 18 pulgadas, muy atractivas, por cierto. Por supuesto, también observamos una protección de plástico que rodea los bajos, con una moldura cromada (que a los asiáticos les gusta esto de los cromados...).


Detrás es quizás la visión que se nos presenta más original, con unos pilotos laterales grandes y verticales, flanqueando el enorme portón del maletero, que nos brinda un acceso bastante fácil y con el perfil de carga bastante bajo. Lo abrimos y disponemos de un espectacular espacio de carga de 497 litros, muy diáfano y aprovechable, sin apenas ningún tipo de inconveniente para poder albergar nuestro equipaje o enseres.


Las plazas posteriores son cómodas y existe mucho espacio vital para los ocupantes, tanto por anchura, como por altura, como por espacio para las rodillas, una cota en la que realmente sobresale. En el seno de la marca también han pensado en la posibilidad de tener que transportar objetos altos y cuentan con la opción de situar la banqueta en posición vertical para poder aprovechar el piso. Por último, el CR-V es también uno de los SUV que más grados de apertura tiene en las puertas posteriores, algo que nos favorecerá cuando queramos posicionar alguna silla de bebé, por ejemplo, además de facilitarnos el acceso.


Delante nos reciben unos asientos muy confortables, con buena sujeción lateral, sobre todo a la altura de nuestro contorno, aunque esas "orejas" son de mullido un tanto blando. Son unos asientos calefactables y que tienen algunos reglajes eléctricos por lo que, junto con la columna de dirección regulable tanto en altura como en profundidad, nos procuran una excelente posición de conducción, que encontraremos muy rápidamente.


Lo que sí cambia respecto al resto de la gama es el cuadro de mandos, que es muy original y exclusivo para las unidades híbridas. Lo que más nos llama la atención es el selector del cambio, ya que prescinde del típico "joystick" o la típica palanca, y lo sustituye por una botonera. Es muy simple y fácil de utilizar, ya que sólo tiene cuatro botones. D, que es para movernos hacia adelante, N que es el punto muerto, P, que es la posición de parking y R que, obviamente es la marcha atrás. Para hacerlo más intuitivo, la R se inserta pulsando el botón hacia abajo. Seguro que os parecerá bastante curioso y extraño al principio, pero la verdad es que nos acostumbramos muy rápido.


La instrumentación y la información percibida es también exclusiva. A la derecha tenemos el indicador de la reserva de gasolina del motor de combustión, a la izquierda, el indicador de la carga de la batería y en el centro, una gran pantalla digital desde donde podremos ver múltiples informaciones correspondientes al funcionamiento del vehículo (ordenador de a bordo, flujo de energía, autonomía...). 


En la zona superior tenemos una especie de dial en el que también nos indica cuándo y cuánto estamos recargando la batería por medio de la mecánica o de las frenadas regenerativas y también, cómo estamos "tirando" de la energía de esa batería para movernos. Por último, desde el volante multifunción podremos elegir qué información queremos visionar en todo momento en la pantalla central, además de poder actuar sobre otros equipamientos del modelo. 


Como siempre, en los modelos de última hornada, en el centro del salpicadero, en una posición accesible y de privilegio, nos encontramos con la pantalla del equipo de infoocio táctil y de 7", con el sistema que se denomina Honda Connect, con navegador y compatible con los protocolos Apple Car Play y Android Auto. A pesar de no ser extremadamente grande, dispone de unos menús sencillos y fáciles para moverse entre ellos. Su visualización es correcta, aunque está un poco expuesta a las incidencias de los rayos solares. 


El lateral de esa pantalla cuenta con botones táctiles que simplifican las operaciones de moverse entre los menús más utilizados y debajo, incorporados con el mismo sistema, tenemos los mandos físicos del climatizador bi-zona y de los asientos calefactados.


También en la consola de botones destinados para el cambio, descubrimos otros pulsadores que corresponden a modo de conducción Sport, el modo de conducción ECO o el modo de conducción EV, puramente eléctrico. Cada uno de ellos configuran al sistema con una personalidad muy bien diferenciada e intervienen sobre la actitud del cambio o la respuesta del motor. Cuando activamos el modo 100% eléctrico (EV) el CR-V funcionará en modo totalmente eléctrico hasta agotar la batería (unos 2 Km en el mejor de los casos), momento en el cual, arrancará el motor de combustión para recargar "las pilas".


La construcción de ese salpicadero y del interior, está realizada con plásticos muy agradables al tacto y a la vista, con unos ajustes espectaculares y con todos los mandos esenciales muy ordenados y en una posición lógica, una situación que lo sitúa con un alto nivel de ergonomía. Probablemente un punto de ruptura sea el cambio por botones pero, como os habíamos comentado anteriormente, es algo a lo que nos acostumbramos enseguida. Existe una moldura que aparenta ser madera, para mi gusto un poco desfasada, pero que intenta aportar un toque premium al habitáculo. 


Por su parte, nuestro acabado Elegance estaba muy bien equipado y disponíamos de navegador, equipo de infoocio Honda Connect con pantalla táctil de 7", asientos calefactados, ordenador de a bordo, control de velocidad de crucero adaptativo, modos de conducción, lector de señales de tráfico, cámara de ayuda al aparcamiento trasera con aviso de tráfico cruzado, asistente y aviso de cambio involuntario de carril, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, sensores de lluvia y luces, luces LED, llantas de 18", aviso de colisión frontal con mitigación de impacto, climatizador bi-zona, acceso y arranque sin llave o llamada de emergencia, entre otras cosas. 


La propulsión híbrida la componen dos motores; uno térmico 2.0i de gasolina con 145cv que sirve para recargar las baterías o en momentos puntuales en una circulación por carretera y uno eléctrico, que mueve al conjunto por si mismo, de 184cv, que es la potencia nominal total del vehículo. Su velocidad máxima es de 180 Km/h y su aceleración de 0-100 Km/h es en 8,8 segundos. Pero quizás, su mejor baluarte es su consumo en ciclo medio, ya que para ser un SUV, con semejante envergadura y peso, se conforma con 6,9 l/100 Km. También dispone de una pequeña batería. 


Con esta compleja configuración no es necesario una caja de cambios con marchas, así que disponemos de un variador continuo con una sola velocidad e inversor de la marcha para desaparcar. Entonces; ¿para qué son las levas que hay detrás del volante?. Pues en este caso sirven para regular la intensidad de las frenadas regenerativas, llegando a funcionar, casi, en modo "one pedal", muy recomendable en puertos de montaña e incluso, en ciudad, aunque el sistema no es capaz de detener al coche por completo. 


El motor eléctrico no es enchufable y se recarga por medio de la energía regenerativa en periodos de frenada o bien, por el motor de combustión y es en este punto donde encontramos la diferencia más notable respecto a la mayoría de sus congéneres. 


Mientras la mayoría de los modelos híbridos se mueven con el motor de combustión y el motor eléctrico se activa en momentos puntuales; el CR-V Hybrid se mueve, casi siempre, en modo eléctrico y es el motor de combustión el que funciona para ir recargando las baterías. 


En ciudad, la mayoría del tiempo circulará en modo eléctrico e híbrido y el motor de combustión se limita a funcionar para ir recargando la batería y alimentando al motor eléctrico. En estas circunstancias, se nos torna como un vehículo silencioso en orden de marcha, ya que al circular a bajo o medio régimen, el motor de combustión se activa para ir alimentando al conjunto, pero lo hará de manera sutil y al ralentí por lo que, como estamos moviéndonos con el motor eléctrico, la calidad en orden de marcha es impresionante.


Si salimos a carretera abierta y mantenemos una conducción fluida y comedida, también nos encontraremos con una situación muy confortable en marcha, acompañada por un comportamiento sublime en todo momento, con una dirección precisa, aunque muy filtrada y poco comunicativa y un esquema de suspensiones de tarado blando, que absorben muy bien las imperfecciones del asfalto y que contienen muy bien las posibles derivas de la carrocería en una sucesión de curvas. 


Pero cuando necesitamos realizar un adelantamiento o afrontar un puerto de montaña y demandamos potencia al CR-V, el motor de combustión es el que realiza el trabajo duro, apoyado por la energía del motor eléctrico. En esta situación y asociado a un variador continuo; el motor se revoluciona hasta el infinito y más allá, dejando entrar esa sonoridad de forma muy evidente al interior del habitáculo. Es quizás el único "fleco" que no me entusiasmó del conjunto, puesto que en ese momento, se oye bastante y no entrega la potencia de una manera latente, sino que la respuesta es bastante progresiva. 


Independientemente de esa circunstancia puntual, el CR-V es un SUV muy apropiado y específico para realizar viajes tranquilos, con una buena eficiencia y un confort, generalizado, muy importante en todas las situaciones. Fuera del asfalto, ha aumentado bastante su distancia de altura libre respecto al suelo, hasta alcanzar los 19 centímetros, pero aún así, no es precisamente un vehículo muy apropiado para hacer ningún "pinito" por el campo, aunque dispongamos de tracción total (que no era el caso).


En definitiva y en conjunto, el Honda CR-V Hybrid nos ha gustado bastante. Es un buen representante SUV con el que disfrutar viajando; potente, eficiente, equipado, confortable y muy tecnológico, que posee un grupo propulsor compuesto por dos motores, un poco enrevesado, pero de vanguardia, cuyo único "pero" es el momento en el que demandamos una mayor potencia; que la entrega, sí, pero que lo hace rompiendo un poco con la gran tónica general de confort que desprende en todo momento. Aún así, el Honda CR-V Hybrid es una idea excelente. 



Datos técnicos:

Motor: 2.0i + eléctrico

Potencia: 184cv

Vel Máx: 180 Km/h

Acel 0-100: 8,8 seg

Cons: 6,9 l/100 Km

Precio: Desde 34.900 (Versión probada)



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