Prueba: Citroën C5 X Hybrid ë-225 Shine


Poco a poco, pero seguimos en la línea de probar algunas novedades para todos vosotros. Hoy le toca el turno al espectacular Citroën C5 X que, gracias a sus diferentes sistemas de conducción, entre los que se encuentran eléctrico e híbrido, es merecedor de la etiqueta 0 de la DGT, con todas las ventajas que lleva.


Como siempre, la marca francesa se distingue por su carácter innovador en sus modelos y el Citroën C5 X no podía ser menos. De hecho se postula como un referente dentro de la gama y combina, magistralmente, los mundos de las grandes berlinas y los SUV, pero sin llegar a serlo, aunque tenemos una altura libre respecto al suelo de casi 20 centímetros.


Es un digno heredero de otros modelos que tuvieron su época y que también fueron referentes e innovadores en su segmento, bien sea por tecnología aplicada como por diseño puro y duro, como el Citroën DS «Tiburón», el Citroën CX o el Citroën XM, por poner algunos ejemplos.


En este caso, si hablamos de diseño puro, el C5 X mantiene los rasgos comunes del resto de la gama Citroën, pero a simple vista se nota que es mucho más «coche». Hombre; no es para menos, ya que estamos ante una berlina de 4,81 metros de longitud, así que es bastante grande. No cuesta mucho maniobrar en entornos urbanos, pero hay que tener en cuenta ese dato siempre, ya que también condicionará al vehículo en otros factores.


La visión frontal nos traslada y nos hace reconocer a primera vista, que pertenece al mundo Citroën, ya que, a pesar de su impronta tecnológica, observamos unos finos faros de luz diurna en la zona superior, mientras que la carga de iluminar la carretera la llevan unos faros bastante grandes situados en la parte inferior. Me llama mucho la atención que, si lo miramos detenidamente desde ahí, ambos grupos ópticos forman una especie de X, lo que es un guiño notable al sobrenombre que lleva. Por supuesto, el capó delantero cuenta con sendas hendiduras de diseño que se han vuelto una nota diferenciadora de Citroën.


Todo parte, visualmente hablando, del logo de la marca situado en el centro, ya que del símbolo superior parten unas lamas cromadas que unen y delimitan las luces diurnas y del símbolo inferior, parten unas lamas cromadas que delimitan los faros principales situados en el paragolpes. Esos faros principales son de tecnología LED para todas las funciones y nos ofrecen una visión muy imponente en horas nocturnas, e inteligentes, ya que disponen de sensor de oscuridad y se encienden solos.


Por su parte, el paragolpes principal, como consecuencia del adosamiento de esos faros, está muy elaborado, tiene algunos detalles cromados y en la zona más baja, cuenta con una pila de sensores que nos ayudarán en nuestra conducción cotidiana. Todo el conjunto nos ofrece una visión bastante afilada de ese frontal.


Pasamos al lateral, y además de su enorme longitud total, nos llama la atención su carácter ascendente hacia la zaga, sus protecciones de plástico en los pasos de rueda y en los bajos de la carrocería (recordamos que no es un SUV), sus enormes llantas de 19″ y, una cosa que nos llamó la atención mucho en la zaga, que es diseño, pero que no deja de sorprendernos; su doble alerón posterior.


No es la primera vez que vemos esa solución en un vehículo, pero normalmente eran coches con un talante muy deportivo y pertenecían a una misma pieza. En el C5 X nos encontramos con un alerón en el techo, que da fin a ese techo, pintado en diferente color al de la carrocería y otro alerón en el portón del maletero, que culmina la línea cromada del lateral que pasa por debajo de las ventanillas.


Teniendo en cuenta que es un coche «tranquilo» y que esos alerones no cuentan con ninguna función de «pegar» el coche al asfalto, sin lugar a dudas estamos ante un golpe de diseño diferente y muy propio de la marca francesa.


Detrás nos encontramos con una visión rotunda, que se asemeja más a un vehículo familiar, pero en realidad no lo es. Destacan unos enormes pilotos de tecnología LED con todas las funciones, que se extienden hacia los laterales del vehículo en forma de X, un paragolpes profuso y la pequeña salida de escape del motor se sitúa en los bajos, para no romper una armonía estética que quieren proyectarnos con este vehículo y para mantener una especie de simetría con la parte frontal.


Abrimos el maletero y nos ofrece una boca de carga amplia, con el perfil situado bastante bajo y muy aprovechable con 485 litros (en las versiones con batería debajo del piso, como era nuestro caso) o 545 litros si hablamos de mecánicas convencionales. Me gustan los coches con portón de maletero, ya que favorecen muchísimo la carga de los mismos y, en este caso, además nos deja un espacio sobresaliente y el perfil de carga no está muy elevado, por lo que nos será más fácil cargar objetos pesados o voluminosos.


Las plazas traseras son extremadamente amplias en todas sus cotas y aunque montemos techo panorámico, que ya sabemos que resta algunos centímetros, el espacio para las piernas, en anchura y espacio para nuestras cabezas, es uno de los más extensos de la actualidad, aunque mejor para dos ocupantes, ya que la plaza central, como en todos los coches es, medianamente, un poco más angosta.


Los asientos de esa zona son muy cómodos y pertenecen a la estirpe de los denominados Advanced Comfort Seats, que ya conocimos como primicia desde el C4 Cactus de última generación. Destacan por su confort en orden de marcha y por su revestimiento, es esta ocasión, en cuero.

Delante nos reciben unas butacas anchas, que recogen bastante bien nuestro contorno, pero que favorecen mucho más el confort que la deportividad. En nuestro caso son asientos con varias regulaciones eléctricas y calefactados, con un tapizado excelente. Puede resultar un poco más «peliagudo» incorporarse a esa zona, pero una vez dentro, la tónica general es mucho espacio y una postura de conducción muy buena.


Ante nuestros ojos observamos un cuadro de instrumentos digital. Sencillo, pero con toda la información que deseamos e imprescindible en cada momento. De hecho; observamos que también tenemos información, a tiempo real, de cuándo estamos cargando la batería con la frenada regenerativa y cuando estamos utilizando el motor en las aceleraciones, amén de la velocidad a la que vamos, el lector de las señales de tráfico, los modos de conducción, la velocidad engranada o los diferentes sistemas ADAS que velan por nuestra integridad y son obligatorios en los vehículos nuevos. También contamos con la inestimable ayuda del sistema HUD proyectado frente a nuestros ojos y con la información pertinente a nuestra circulación, para que no tengamos que desviar la vista de la carretera.


El volante dispone de diferentes botones para hacernos la vida más fácil mientras conducimos y tienen sendas levas en la columna de dirección para poder cambiar la marcha si queremos «jugar» un poco en modo Sport, aunque creo que podían haber obviado esa solución, porque no es un coche para esos menesteres.


En el centro, sobreelevada y en una posición de prestigio, nos encontramos con la enorme pantalla del equipo de infoocio de 12″, táctil y desde donde podremos visionar diferentes parámetros del coche, además de las imágenes del navegador, la cámara trasera de ayuda al aparcamiento y diferentes menús que estarán disponibles para nosotros, con botones bastante grandes y bastante simplificado.


Debajo, algo que debemos agradecer mucho y rompe con la tónica general y la moda que empezaron los franceses de Peugeot, tenemos los mandos físicos de la climatización, mucho más intuitivos de manejar, con botones y ruletas que simplifican mucho la tarea de aclimatar la temperatura del interior del conjunto. Debajo tenemos una bandeja vacíabolsillos, con el protocolo de carga qi para smartphones de manera wireless, sin cables.


Entre los dos asientos, tenemos el delicioso cambio automático de 8 relaciones que combina muy bien con el motor híbrido de nuestra montura. Pero no os esperéis un selector de cambio elevado, sino que disponemos (como ocurre ya con varios coches), de un botón bastante simple que tiene todas las posiciones que podría tener una caja de cambios automática, pero con un manejo más sencillo y dejando mucho espacio para que la marca pueda «jugar» con huecos varios en su diseño, entre ellos, una enorme guantera con tapa situada entre los dos asientos delanteros.


Existe una posición B (Brake) que favorece las frenadas regenerativas y que es capaz (casi) de frenar el coche totalmente con solo soltar el pedal del acelerador, pero que no retiene de una forma exagerada, sino que lo hace de forma contundente pero sin sobresaltos innecesarios para los ocupantes. Es una posición muy adecuada para circular por la urbe y si somos capaces de realizar una conducción suave y previsible.


Debajo de ese cambio, en la misma franja, también tenemos un botón para elegir el modo de conducción que queremos a elegir entre cuatro opciones, que cambia de forma radical la respuesta del motor y del cambio. Los diferentes modos a elegir son Confort, Híbrido, Eléctrico y Sport. No hace falta dar explicaciones de cómo funciona cada uno, aunque este último, está claro que no casa muy bien con la filosofía del coche.

El ensamblaje del interior está fuera de toda duda y los materiales utilizados son de primer orden y vistosos, acercándonos a un mundo más «premium» en el que la marca no es habitual, pero que consigue hacernos pensar en ese efecto.


Nuestra unidad, por su parte, era de las más altas de la gama (casi) con el acabado Shine y teníamos a nuestra disposición un acabado y un equipo de serie muy aceptable. Entre otros elementos, teníamos navegador, control de velocidad de crucero con limitador, levas detrás del volante, equipo de infoocio con pantalla táctil de 12″, asistente de arranque en pendientes, asistente de cambio involuntario de carril, alarma de vehículo en ángulo muerto, llantas de 19″, climatizador bi-zona, luces delanteras y traseras con tecnología LED, tapicería de cuero, asientos delanteros calefactados, detección de cansancio del conductor, sensores de lluvia y luces, frenada de emergencia, cámara de ayuda al aparcamiento trasero, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, control de presión de neumáticos, lector de señales de tráfico, HUD, instrumentación digital con pantalla de 7″, asientos delanteros con regulación eléctrica, control por voz, llamada de emergencia, Start/Stop o acceso y arranque por botón, por poner unos ejemplos.


El motor es un 1.6 apoyado por un motor eléctrico, lo que lo convierte en un vehículo híbrido de 225 cv. La verdad es que su potencia y su suavidad de marcha es una de las referencias y uno de los valores que hay que destacar en este coche. No existe ninguna percepción, desde el interior, cuando se cambia del modo de combustión a un modo eléctrico. Ni «tirones» ni nada de eso.


Debajo del piso del conjunto tenemos una batería que se recarga por diferentes medios y potencias en un máximo de unas 4 horas (en el caso más desfavorable), proporcionándonos un recorrido 100% eléctrico de unos 60 Km. Con esta configuración el C5 X de 225 cv alcanza los 230 Km/h, acelera de 0-100 Km/h en 7,9 segundos y, lo más interesante de todo, nos homologa un consumo medio de 1,7 l/100 Km.


Es una gran berlina, con mucho espacio interior y un gran maletero, para disfrutar del arte de la conducción y de los más largos viajes. Sinceramente, me parece un coche muy «tranquilo» y sosegado para viajar tranquilo y sosegado.


La dirección es muy ligera, algo que agradecemos en una circulación urbana, pero que no se endurece cuando circulamos fuera de ese ámbito, por lo que en alguna ocasión, debemos hacer alguna corrección mínima de dirección en alguna curva. El único aliciente en la que la dirección se endurece un poco más es cuando activamos el modo Sport de los modos de conducción, pero es más la sensación que nos puede producir el sonido del motor en altas revoluciones y cambiar con las levas, que estar haciendo una conducción meramente deportiva.


No debemos olvidar que el conjunto es muy voluminoso y pesado, además de que tiene características SUV con una altura de la carrocería considerable, así que será mejor conducir tranquilos. De todas formas, el esquema de suspensiones es adaptativo, proveniente del Citroën C5 Aircross y cuenta con un sistema de topes hidráulicos que, casi siempre, mantiene el coche plano en todos los aspectos.


Cuando enlazamos curvas de diferentes grados, la carrocería puede inclinarse, pero en milisegundos, el coche se queda en una posición fija, favoreciendo la comodidad de los ocupantes en todo momento. Ocurre lo mismo cuando aborda un tramo bacheado, ya que son las ruedas y la amortiguación las que trabajan, mientras que la carrocería se mantiene recta, sin ningún tipo de sacudida percibida desde el interior.


Por su parte, el sistema de frenado es muy rotundo y la frenada regenerativa recupera energía, pero no tanta como la que cabría esperar.


Sin duda, Citroën ha vuelto por su fueros y nos ofrece una berlina de bandera, de categoría premium, con un diseño rompedor y diferente, simple de usar, pero con mucha tecnología en su haber, segura, potente, amplia, muy cómoda y frugal, además de con un equipamiento de serie espectacular, muy apta para clientes tranquilos que disfruten viajando o que, por trabajo, haya personas que necesiten un medio de transporte confortable, prestacional, grande, económico de usar y equipado.


La marca francesa, se adapta a los nuevos tiempos poco a poco. ¿Qué hacéis vosotros?.


Datos técnicos:

Motor: 1.6 + eléctrico

Potencia: 225 cv

Vel Máx: 230 Km/h

Acel 0-100: 7,9 seg

Cons: 1,7 l/100 Km

Precio: Desde 43.380 euros (versión probada)

Comentarios

Entradas populares