Prueba: Dacia Jogger ECO-G Extreme


Por fin pasó por nuestras manos el novedoso Dacia Jogger. La verdad es que es una apuesta interesante de la marca rumana ya que, a pesar de que tiene ínfulas de SUV, realmente es todo un monovolumen, y en vez de ser híbrido o eléctrico, que es lo que prima en la actualidad, se han decidido por montar un motor convencional de gasolina y 100cv con la posibilidad de que funcione con GLP, lo que le proporciona la etiqueta ECO de la DGT.


Probamos la edición Extreme, de 5 plazas, aunque podemos optar con versiones similares que alojen hasta 7 ocupantes, aunque eso sí, perdiendo capacidad de maletero. El Dacia Lodgy que ejercía esa función y la versión MPV del Dacia Logan dejarán de comercializarse en detrimento de esta nueva carrocería. Realmente un mismo vehículo cumple con varias expectativas que cumplían entre esos dos modelos, por lo que la marca ha decidido no gastar recursos en tener una gama solapada entre sí.


Mantiene la imagen característica de los últimos Dacia que han llegado al mercado, sobre todo en su imagen frontal, ya que monta los últimos faros de la marca de tecnología LED que nos ofrecen una luminosidad en horas nocturnas bastante importante. Esa imagen frontal es del gusto de la mayoría de los usuarios, ya que es ciertamente atractiva y tiene bastante de turismo y SUV al mismo tiempo.


No hablo de su color cobrizo que caracteriza a las unidades con ciertas maneras de SUV o con acabados denominados Stepway, aunque observamos una parrilla rotunda, sin florituras, pero con algunos detalles cromados que le quedan muy bien y a todo el mundo le gustan. Por encima de sus faros antiniebla endosados en los laterales del paragolpes delantero, en unos apliques de color negro en contrapunto, también contamos con embellecedores cromados aportan una nota de clase, además de tener un capó delantero con nervaduras muy marcadas que denotan un cierto toque dinámico. Por último, y a pesar de que no sea un todoterreno puro, aunque tenga ciertas reminiscencias, observamos unos bajos protegidos por un aplique gris de plástico duro que le aporta ese halo de todocamino muy buscado en diversos modelos.


En su visión lateral observamos los cambios que le aportan esa impresionante amplitud interior. Tiene una carrocería de monovolumen, ciertamente cúbica, lo que nos proporciona una gran amplitud, pero no destaca sobremanera con el resto de los coches.


No existe ningún aditamento que nos haga estremecer, ni unas líneas de tensión determinadas, ni nada parecido, sólo contamos con adhesivos específicos que distinguen a la versión Extreme que tenemos entre manos, unas llantas específicas de color negro en contraste de 16″ y unas barras en el techo negras con la inscripción Jogger grabada. Esas barras del techo se pueden poner de manera transversal para que podamos colocar todo tipo de objetos encima. Son las notas diferenciadoras y de color que obtenemos en una carrocería eclética, aunque muy práctica.


Los pasos de rueda y los bajos alrededor de la carrocería también tienen una protección de plástico negro duro, aunque repito, no es un vehículo todoterreno, ya que en otra cosa que no destaca sobremanera es en su altura libre respecto al suelo, a pesar de que tengamos unos 20 cm, pero no disponemos ni de ruedas, ni de amortiguación ni de ayudas a la conducción fuera del asfalto. Sólo tenemos una estética llamativa.


Detrás nos encontramos con una imagen muy vertical, con un gran portón que nos da acceso al gran maletero y que nos ofrece una boca de carga muy amplia, además de que el perfil se nos queda muy bajo y los pilotos traseros están situados a una gran altura para que nos puedan percibir el resto de los usuarios de la vía. Tampoco nos encontramos diferenciaciones exclusivas, de no ser por un paragolpes de diferente color a la carrocería y protección para los bajos traseros a modo de difusor. A mí personalmente me parece todo muy práctico y me gusta, pero si esperamos diseño en detrimento de algo de practicidad, siento deciros que el Jogger no es vuestro coche.


Abrimos el gran portón del maletero y nos descubre un espacio muy práctico y cúbico de más de 700 litros de capacidad, algo que se vería muy mermado si optamos por la edición de 7 plazas. La verdad es que es un maletero muy notable y es, probablemente, el más capaz de su segmento. Es muy aprovechable en todas sus cotas y, además de contar con luz de cortesía, tiene sendos huecos en donde dejar los enseres más utilizados.


Debajo del piso del maletero, protegido por un perfil de goma para que no se ensucie, disponemos del depósito de GLP, al cual no le debemos hacer ningún mantenimiento especial. Favorece el reparto de pesos y no ocupa ningún lugar imprescindible (el de la rueda de repuesto, pero ya no se utiliza para nada).

En los asientos traseros no encontraremos ningún problema en ninguna de sus cotas, ni por espacio para las piernas ni, que decir tiene, por altura. Igual sí que podemos ir más justos si ubicamos a tres adultos, así que es mejor que viajen dos. Son unas plazas muy amplias y, aunque sea una banqueta corrida, se diferencian muy bien tres asientos para tres ocupantes, con sus respectivos reposacabezas en cada una de las plazas. Son todas las plazas iguales y no destacan especialmente en anchura, pero comparten mullido y comodidad.


En los respaldos de los asientos delanteros nos encontramos con dos bandejas retráctiles por si queremos comer o beber algo mientras estamos en ruta. Son una solución ergonómica que no se estila en otro tipo de coches, por lo que demuestra constantemente que estamos hablando de un vehículo ideal para viajar y no sólo por práctico, ergonómico o espacioso, sino por esos pequeños detalles.

De todas formas, aunque os he dicho que hay espacio suficiente para las piernas, sí, es así. Pero si queremos desplegar las bandejas y comer, beber o leer mientras hacemos la ruta, debemos hacerlo bajando del vehículo, ya que al doblarlas y ser unas bandejas de plástico rígido, darán si duda en nuestras rodillas y no podremos hacerlo con el coche en marcha.


Delante nos reciben sendas butacas que no destacan por sujetarnos especialmente bien el cuerpo, pero son mejores que las que percibimos en otros modelos de la marca. Cumplen con su cometido a la perfección. No estamos hablando de un vehículo para realizar tramos de montaña, así que son sendas plazas confortables y no es necesario que sean deportivas.


El cuadro de mandos que nos recibe es simple, muy fácil de entender e interpretar, con botones y nomenclaturas grandes y muy sencillo, sin alardes tecnológicos que son más bonitos, pero que tenemos que hacer un estudio previo y configurar todo antes de emprender la marcha. Los plásticos son básicos, pero muy agradables al tacto y con unos ajustes entre si excelentes. También contamos con una moldura de tela con un efecto visual muy agradable y que nos da una sensación un poco más premium, aunque estamos hablando de un Dacia, en donde ser buen coche, sólido y práctico, no tiene porqué ir ligado a una marca u otra.


Para empezar en una zona accesible para el conductor, nos encontramos con un botón con las siglas LPG, con el que podemos elegir de manera muy simple con qué combustible queremos circular en cada momento. Nos lo indica en la instrumentación y la verdad, el GLP es muy económico de usar en tramos urbanos o a baja velocidad, ya que contamina prácticamente nada y el gasto es menor. Antes os podría decir que lo tendremos que utilizar así porque el motor pierde rendimiento, pero en la actualidad, el motor funciona igual con GLP que con gasolina y el rendimiento que nos ofrece es el mismo.


El volante es sencillo, de cuatro radios y multifunción, con los mandos exclusivos del control de velocidad de crucero y los más utilizados en momentos en los que no debemos distraernos de nuestra conducción. La verdad es que son cómodos y fáciles de accionar. Todo lo que activemos o desactivemos con esos mandos, además de la información de la autonomía con GLP, el momento ideal de cambiar de marcha y otros parámetros, lo veremos en la pantalla LCD situada frente a nosotros y entre los dos relojes analógicos correspondiente al ordenador de a bordo.


Emergiendo de la pantalla del equipo de infoocio, encontramos un brazo de plástico regulable para anclar el móvil. A ver, si no tuviéramos alguna aplicación en el sistema como el navegador, podría venir bien, pero bien es cierto que con los smartphones que gastamos hoy en día, que parecen azulejos de la cocina, es bastante probable que si lo colocamos ahí, pequemos muy a menudo con la mano cuando vayamos a girar el volante. Es una gran solución, pero no sé yo si llega a ser práctica del todo.


A la hora de conducirlo, también he de decir que muchas veces pisaba las palancas de la apertura del capó delantero. No entrañaba ningún peligro, pero es curioso que nunca me había pasado con ningún vehículo y creo que tampoco me debería pasar con este. No sé, igual son mis formas de conducir.


La pantalla de donde emerge el brazo de plástico para ubicar nuestro smartphone es táctil, de 8″ con los menús muy sencillos y botones muy grandes, compatible con los protocolos Android Auto y Apple Car Play, para que tengamos que desviar la vista de la carretera lo menos posible y no nos distraigamos con pequeñeces. A veces más es menos y viceversa. Ahí podemos ver las imágenes de la cámara trasera de ayuda al aparcamiento, por ejemplo. No tiene una visión destacable, pero no obstante tiene una gran visión general.


Debajo de esa pantalla disponemos de botones físicos para simplificar de una manera muy sencilla, algunas funciones y el consabido botón ECO. Se supone que es muy apropiado activar ese modo de conducción en ciudad y cosas así, porque limita la respuesta del motor y esas cosas para consumir menos. Si estamos en mitad de una aceleración y lo activamos sí que se nota una diferencia latente y si no; comprobadlo si podéis. No hablo de consumos en ciudad, pero si limita de esa forma la respuesta del motor, puedo imaginar que eso se plasmará en los consumos finales.


Más abajo nos encontramos con los mandos físicos del sistema de climatización, que en nuestro caso es monozona. Son muy sencillos de accionar y es muy fácil de dosificar la temperatura del conjunto por medio de las ruletas. En diferentes planos más abajo, nos encontramos con una bandeja vacíabolsillos muy práctica, puerto USB y una toma de 12V.

Nuestra versión Extreme era una edición limitada y, entre otros elementos, incluía un equipo de serie muy dotado y cerrado con climatizador automático, ordenador de a bordo, pantalla multifunción táctil de 8″, llantas de diferente color al de la carrocería de 16″, cámara de ayuda al aparcamiento trasera, sensores de luces y lluvia, luces delanteras tipo LED, navegador, frenada de emergencia, asistente de arranque en pendiente, avisador de vehículos en ángulo muerto, control de presión de neumáticos, depósito de GLP y gasolina bi-fuel, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, control de velocidad de crucero con limitador, apertura y arranque manos libres y por botón, alarma antirrobo, Start/Stop o llamada de emergencia, por poner unos pocos ejemplos.


El motor de nuestro vehículo de prueba era un motor bi-fuel, que podía funcionar indistintamente con gasolina y GLP. Generaba 100cv de potencia con un par máximo de 170 Nm, asociado a un cambio manual, muy bien escalonado y estudiado, de 6 relaciones.


De esta manera, el Jogger alcanzaba los 175 Km/h de velocidad punta, era capaz de acelerar de 0-100 Km/h en unos discretos 12,3 segundos y consumía una media de 4,3 Kg/ 100 Km. Digo kilogramos porque las medidas oficiales se han medido con GLP y no con gasolina. Casi por descontado consume 4,3 l/100 Km en gasolina en ciclo mixto homologado por la marca, pero la ventaaja del GLP es que aunque consuma parecido o igual, es un combustible bastante más barato y muy poco contaminante.


Es curioso que las cifras oficiales arrojen más de 12 segundos en la aceleración de 0 a 100 Km/h. A mí no me dio la sensación de que fuera un coche al que le faltara potencia en ningún momento ni me pareció un coche con unas recuperaciones muy lentas, pero hay que tener siempre en cuenta las limitaciones con las que «jugamos».


El esquema de suspensiones nos procuraba un confort muy activo y, a pesar de que se notaba cierta dureza, la sensación de conducción es muy buena. Está, más o menos, bien aislado del exterior. No se escuchaban ruidos parásitos procedentes del motor, pero me llamaba la atención que sí se escuchaban, más o menos bien, algunos ruidos procedentes de la rodadura o del viento. No es incómodo en ningún momento y cuando estamos en ruta, no nos provoca ninguna incomodidad.


Las sensaciones son muy buenas en todo momento y parecía que estábamos conduciendo un turismo en vez de un vehículo con semejante volumen. La electrónica siempre pondrá las cosas en su sitio si nos «pasamos», pero es cierto que en las curvas más lentas nos dábamos cuenta que no era un turismo y éramos conscientes de lo que teníamos entre nuestras manos. Para viajar, curvas rápidas y demás, es un vehículo excelente, pero cuando la cosa se pone un poco más técnica, mejor tomárselo con tranquilidad.


La dirección se nos mostraba bastante directa, pero no comunicativa con lo que pasaba debajo de los neumáticos. Los frenos por su parte, funcionaban con diligencia en todo momento. No obstante tenían que parar bastante volumen, pero no mucho peso, ya que el Jogger es un coche relativamente ligero.


Es un gran coche para familias modernas (o no), con mucho espacio interior, una imagen simple pero destacable, un equipo de serie suficiente y una mecánica notable y contrastada que puede funcionar también con GLP para que nuestros trayectos sean más económicos. No podemos demandar prestaciones finales ni deportividad a raudales.


El Jogger es lo que es, con una buena relación calidad-precio-equipamiento, amplio, ergonómico y pintoresco. ¿Qué más queréis?.


Datos técnicos:

Motor: 1.0 tCe + GLP

Potencia: 101 cv

Vel Máx: 175 Km/h

Acel 0-100: 12,3 seg

Cons: 4,3 kg/100 Km

Precio: Desde 17.650 euros (versión probada)

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