Lo demás es historia: 40 años del Peugeot 205


Yo he llevado (aparcado) uno con dirección "resistida" y diésel y sentía que me había montado en un trozo de historia. No me equivocaba, ya que el 24 de febrero de 1983, Peugeot revolucionó el mercado con el lanzamiento del 205.


Normalmente, la historia de un coche es, ante todo, la historia de los hombres y mujeres que lo diseñaron y que lo condujeron después. La historia del Peugeot 205 está estrechamente ligada a la de un tal Jean Boillot, ya que fue él quien, en un momento difícil para la empresa, concibió el ambicioso proyecto de comercializar un utilitario pequeño que fuera mucho más que un coche urbano. Un coche polivalente, tan cómodo en la ciudad como en la carretera, asequible y capaz de transportar a una familia pequeña. En resumen, un coche que lo tuviese todo.


Sin lugar a dudas, cambió las reglas del juego, tanto en los aspectos de diseño como de tecnología y marketing. La mayoría de los modelos anteriores habían sido diseñados por Pininfarina, pero esta vez, el equipo de diseño de la propia marca presentó un diseño mucho más moderno que ganó el concurso organizado internamente por la compañía (Pininfarina se “consoló” diseñando el 205 Cabriolet). Aquel diseño inauguró algunos rasgos distintivos que se encontrarían en posteriores modelos de la marca, por ejemplo, la parrilla con lamas horizontales y la franja situada entre las luces traseras. Y el interior del 205 también es obra de un nombre ilustre del diseño automovilístico (no, no es Pininfarina).


Técnicamente, el Peugeot 205 supuso la entrada de la marca en la era moderna. Era compacto pero espacioso, práctico, eficiente y económico, apto para todos los usos... Fue el primer coche de la marca que incorporó barras de torsión en la parte trasera para ampliar el espacio del habitáculo. También es el primer coche que introdujo una nueva familia de motores XU, en la que destacaba la mecánica diésel de 60cv que convirtió al 205 en el primer diésel francés del segmento B y, sobre todo, en el primer diésel pequeño que ofrecía unas prestaciones equivalentes a las de sus homólogos de gasolina, pero con un consumo muy inferior.


También fue el primer Peugeot del segmento B en contar con una gama de motores tan amplia y variada, y con cambio automático, una opción poco frecuente en aquella época. Cuando se comercializó en 1983, estaba disponible con cuatro motores gasolina y uno diésel. Al año siguiente, la gama se amplió con los legendarios GTI y Turbo 16, y con una versión de 3 puertas. A esta le siguió una amplia variedad de versiones que abarcaban desde las más asequibles, como el 205 Junior de 1986, hasta las más elegantes, como las versiones Lacoste o Gentry.

No dejaron de lado a la competición ya que también iba a ser una poderosa herramienta de promoción. En 1984, el coche entró en la categoría reina del Campeonato del Mundo de Rallyes, de la mano de Jean Todt (¿os suena?) al volante del 205 Turbo 16.


Durante aquella primera temporada, el famoso Ari Vatanen causó sensación al ganar tres rallyes. En 1985 y 1986, el 205 Turbo 16 llevó a Peugeot a ganar el título mundial de marcas y a Timo Salonen (1985) y Juha Kankkunen (1986) a hacerse con sendos títulos de pilotos.


Al no existir ya el “Grupo B” a finales de 1986, Jean Todt propuso a la marca inscribir el 205 T16 en una prueba legendaria, el París-Dakar. Reto aceptado y superado con sucesivas victorias en 1987 y 1988. El Peugeot 205 T16 se sometió a diversas modificaciones para adaptarlo a la prueba y ganó, primero con Ari Vatanen al volante y un año después con Juha Kankkunen.


En 1998, tras una carrera de 15 años y 5.278.050 unidades producidas, el 205 dijo adiós. Los amantes del automóvil lo recordarán siempre como el “número sagrado” de Peugeot, el que sentó las bases de una línea excepcional de coches urbanos.

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